Uno de cada cinco pacientes experimenta agotamiento emocional con la llegada del horario de invierno, según un estudio reciente de Clearly. Los síntomas más comunes son la fatiga, la irritabilidad y la ansiedad, especialmente entre mujeres de 25 a 60 años
Este fin de semana, España atrasará sus relojes una hora para adaptarse al horario de invierno. Aunque se gana una hora de sueño, la reducción de la luz solar tiene un efecto más profundo de lo que parece: el 78 % de los pacientes en psicoterapia afirma que el cambio horario afecta su salud mental, y uno de cada cinco (22 %) presenta síntomas de agotamiento emocional o depresión estacional, según un estudio elaborado por la plataforma de salud mental Clearly.
«El cambio al horario de invierno no es solo un ajuste de relojes, sino el inicio de un bajón emocional que cada año afecta a miles de personas», explica la doctora en Psicología, Silvina Pérez Zambón, experta clínica de Clearly. «El cuerpo y la mente se desincronizan: dormimos peor, tenemos menos energía y nos sentimos más tristes sin una causa aparente».
La investigación, basada en 500 expedientes de consulta psicológica, demuestra que una gran mayoría de los pacientes percibe esta afectación. La Dra. Pérez Zambón explica que la pérdida de luz natural altera la producción de melatonina, hormona que regula el sueño, y reduce los niveles de serotonina, conocida como «la hormona de la felicidad». «Estos cambios biológicos influyen directamente en el estado de ánimo, el descanso y la energía diaria», apunta Pérez Zambón.
Entre los síntomas más habituales destacan:
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Fatiga (69 %).
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Irritabilidad (64 %).
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Ansiedad (60 %).
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Bajo estado de ánimo (49 %).
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Trastornos del sueño (45 %).
También son comunes la apatía, la baja motivación y la tendencia al aislamiento social. «El otoño y el cambio de hora suelen traer una sensación de desánimo y pérdida de interés por actividades que antes resultaban placenteras», detalla la especialista. «Es una reacción natural al descenso de luz y temperatura, pero puede convertirse en un problema si se prolonga».
El perfil más afectado: mujeres urbanas de 25 a 60 años
El estudio muestra que estos síntomas se concentran especialmente entre personas de 25 a 60 años, con una mayor prevalencia en mujeres (63 %). Las grandes ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia registran más casos, debido al ritmo de vida acelerado y a la escasez de exposición solar. «En entornos urbanos observamos más agotamiento estacional. La desconexión con los ciclos naturales y las largas jornadas bajo luz artificial agravan los efectos del cambio horario», añade Pérez Zambón.
Cómo mitigar el impacto del cambio horario
La doctora recomienda prepararse para la transición con hábitos que contrarresten la falta de luz y el desajuste biológico:
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Buscar luz natural cada día, sobre todo por la mañana.
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Practicar actividad física al aire libre para estimular la serotonina.
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Mantener rutinas estables de sueño y descanso.
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Cuidar las relaciones sociales y crear espacios cálidos en casa.
«El bienestar emocional también se construye en lo cotidiano: cocinar platos reconfortantes, planificar actividades agradables o simplemente salir a pasear al sol puede marcar la diferencia», afirma la experta de Clearly.
Prepararse emocionalmente para el cambio de estación
La depresión estacional, o trastorno afectivo estacional (TAE), no es una rareza ni una debilidad, sino una respuesta fisiológica a los cambios de luz, temperatura y ritmo. «Vivimos desconectados de los ciclos de la naturaleza y no nos preparamos para ellos. Por eso, más que rechazar el otoño, debemos aprender a adaptarnos conscientemente», concluye Pérez Zambón. «Así como nos abrigamos más cuando bajan las temperaturas, también debemos cuidar nuestra mente cuando los días se acortan».
Sobre Clearly
Clearly es una plataforma de salud mental que combina atención psicológica profesional con inteligencia artificial para ofrecer soluciones eficaces, accesibles y personalizadas. Con más de 1.000 psicólogos colegiados y más de 20.000 sesiones mensuales, apuesta por un enfoque híbrido, humano y tecnológico, que pone al usuario en el centro y convierte la terapia en una experiencia clara y transformadora.








